Editorial

Autores/as

  • G Whittembury
  • S Ayala
  • Ruy Pérez Tamayo
  • Salvador Moncada

Resumen

El 27 de Febrero de 2012 falleció en Caracas el admirado farmacólogo y distinguido profesor universitario doctor don Homero Augusto CamposIturrizaga de dolencias cardiovasculares. En el 2005 la Escuela de Medicina José María Vargas de la Universidad Central de Venezuela homenajeó al siempre activo Augusto bautizandouno de sus auditorios con su nombre [Ref 1].Noté por primera vez a Augusto el ‘48 en la Facultadde Medicina. Augusto estaba comenzando Pre-médicas, que en el Perú llevábamos por dos años en la Facultad de Ciencias. Yo ya estudiaba Anatomía en la Facultad de Medicina, y aunque llegaba a la Facultad, muy temprano a disecar mi muerto antes de la clase formal de las 8, ya Augusto estaba con su bata blanca, en la puerta del Instituto de Farmacología, esperando a su maestro el Dr. Carlos Gutiérrez-Noriega [Ref 2], después haber experimentado la adicción a la cocaína de unos canes, que agradecían a Augusto las inyecciones que les propinaba, pues los hacía sentirse maravillosamente bien como lo mostraban con alegres gruñidos y batidos de cola.Ambos nacimos del norte del Perú, y nos unía el tener sangre vasca por el lado materno: Iturrizaga él, Mendiola yo. Según el político don Andrés Townsend Escurra “la combinación de sangres inglesa y vasca producía individuos tesoneros pero de insufrible carácter y poco pelo”; felizmente esto no ocurrió con Augusto pues él sólo tenía el tesón vasco y no la sangre inglesa.Había nacido en 1929 en San Pedro de Lloc, en el Norte peruano, donde murió el gran naturalista Antonio Raimondi, y donde había nacido y muerto el ayudante de campo de Bolívar, coronel José Andrés Rázuri, triunfador de la Batalla de Junín. A nivel del mar, está cerca del asiento de notables culturas Preincaicas. En 1929 San Pedro tendría unos 5000 habitantes. Allí vivían las familias de Augusto, la de Carlos Gutiérrez-Noriega, sobre quien volveré, y la de los Guerra-García.Augusto hizo la secundaria en Pacasmayo. En 1948 entró a estudiar Pre-médicas en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se graduó de Bachiller en Medicina y de Médico-Cirujano en la Escuela de Medicina de San Fernando en Lima el 1958; y de Doctor en Medicina en la Universidad Cayetano Heredia en 1973. Tenía notable preparación básica, capacidad de observación y asombro para reconocer lo importante; persistencia y tenacidad; su mente era abierta,preparada para ver todo. Su actitud mental le permitía ver y descubrir lo nuevo, sin distraerse de la meta final. Tuvo Serendipia [Ref 3], el don de descubrir accidentalmenteen forma feliz, agradable e inesperada, algo que no se está buscando, a la que luego me referiré en relación a su hallazgo sobre la acción de los barbitúricos en la catatonia cocaínica.Mencionaré ahora a Carlos Gutiérrez-Noriega, amigo del padre de Augusto, el periodistay ensayista en filosofía don Abelardo Campos Rubiños, de cuya biblioteca era ávido lector. Fue años después tutor de Augusto. Nacido en Chepén, en 1906, su familia luego se mudó a San Pedro. Hizo la Secundaria en el Colegio Nacional «San Juan», de Trujillo; terminó en 1923. Estudió Medicina en Lima, se graduó de Bachiller en Medicina y de Médico-Cirujano el ‘34-35 y de Doctor en Medicina el ‘40. Era tan notable que como estudiante, fue Jefe de Prácticas en Fisiología y actuó como Profesor de Farmacología a los dos años de graduarse. Se especializó en Farmacologíay Neurología, en las Universidades de Chicago, Northwestern y Carolina del Norte en 1941 y 1942. Al regresar a Lima, trabajó en el Instituto de Higiene y dirigió el Instituto de Farmacología de la Escuela de Medicina desde el ’47, donde Augusto llegó el ‘48.Desgraciadamente su carrera se frustró en 1950, para consternación de todos: sus discípulos y colaboradores como Augusto, y Profesores como Vicente Zapata Ortiz, Ramón Vargas Machuca y de nosotros sus estudiantes del tercer año de medicina. "Se nos murió el Profesor Gutiérrez- Noriega a los 43 años", cuando comenzaba una carrera científica que se perfilaba como brillante. Había publicado, en ciencia dura, estudios notables sobre el Erythroxylon coca (coca y cocaína), y sobre las alteraciones mentales producidas por la flor del Tricocereus pachanoi de donde se prepara la huachuma o cimorra un brebaje alucinógeno [2, Gutiérrez Noriega].El Dr. Ramiro Castro de la Mata, Profesor de Farmacología de la Universidad CayetanoHeredia, me escribió hace unos años: "Augusto tuvo como padrino de bautizo a don Carlos Gutiérrez- Noriega. Cuando Augusto vino a Lima para estudiar MedicinaGutiérrez lo incorporó como ayudante del Instituto de Farmacología. Augusto participó en las investigaciones de Gutiérrez aunque su nombre no figure en las publicaciones. Uno de sus hallazgos se refiere al efecto de los barbitúricos de revertirla catatonía cocaínica. Esto lo encontró Augusto cuando inyectaba cocaína a perros adictos experimentalmente. Uno de ellos hizo catatonía. Augusto creyó que el perro se moría, y le inyectó un barbitúrico; rápidamente desapareció la catatonía y el perro salió corriendo". En esta circunstancia Augusto mostró su Serendipia. "Gutiérrez fue enterado del asunto y comenzó a trabajar sobre el tema. Lástima que a estos efectos no se les ha dado la importancia debida por que Gutiérrez murió al corto tiempo y nadie continuó esa línea de trabajo. Gutiérrez fue así el verdadero maestro de Augusto”. "En 1951, cuando Augusto y yo estábamos en segundo de Medicina conversábamos sobre las ligaduras de Stannius que nos habían enseñadoen las prácticas de Fisiología. Augusto me llevó al laboratorio de Farmacología, donde trabajaba, repetimos el experimento y así fue como ingresé al laboratorio y acabé siendo Farmacólogo”. "Compartimos nuestra primera publicación sobre el «Escape Vagal». "Después seguimos en el equipo de Zapata-Ortiz, con varias publicaciones."Con Augusto compartimos muchas experiencias, mucha cerveza y una entrañable amistad. A veces de noche abandonábamos la Facultad trepandola reja que la cercaba porque ya todo estaba cerrado y nadie podía abrirla”. “Más de una vez salimos con una jaula para cazar gatos con los sustos y carreras correspondientes”…."Después de graduarnos el ’58, Augusto se fue a Wisconsin por tres años, a Minnesota por uno, a El Salvador por tres, regresó a Lima del 1966 al 69 y de allí fue a Venezuela, a la Escuela de Medicina José María Vargas, donde ancló definitivamente“. Fin de la cita de Castro de la Mata.En Venezuela, entre muchas otras cosas, Augusto ha sido Jefe de la Cátedra de Farmacología, Presidente de la Sociedad Venezolana de Farmacología, asesor de la Organización Panamericana de la Salud. Ha recibido los Premios Augusto Pi-Sunyer,Francisco De Venanzi, y José María Vargas; y las Órdenes José María Vargas, Universidad Central de Venezuela y Francisco De Venanzi.Ha dirigido unos 30 trabajos de Grado y de Ascenso, formando profesores que ahora ocupan posiciones muy distinguidas en Venezuela y fuera de ella, como los doctores Manuel Velasco, Profesor de Farmacología, Luis Fuenmayor, Dayssi Marcano,Eduardo Romero en Venezuela y el hondureño, Sir Salvador Moncada FRS, miembro de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, quien me decía en el Wolfson Institute for Medical Research que dirige en Londres: “El doctor Campos fue mi paradigma” [ref 4].El doctor Campos publicó más de 40 trabajos en revistas de la más alta calidad, exigencia y prestigio internacional y dio más de 100 presentaciones y conferencias en Congresos nacionales e internacionales.Uno de sus hallazgos más significativos es el descubrimiento del reflejo periférico que modula en forma inhibitoria la actividad simpática periférica y la presión arterialy que originó numerosas publicaciones en las revistas más prestigiosas de su especialidad como el Journal of Pharmacology and. Experimental Therapeutics y otros desde 1988.El Dr. Róger Guerra-García Cueva, distinguido investigador peruano de renombre internacional dedicado a la Fisiología de los habitantes de los Andes; amigo de la infancia de Augusto, lo recordaba mucho, pues había pasado su niñez en San Pedro de Lloc y sus familias fueron amigas.La Dra. Yaira Mathison profesora de Farmacología de la Universidad Central de Venezuelame decía que Augusto: "siempre se consideró «fisiólogo» y no farmacólogo puro; cuando pensó que la biología molecular podría desplazar a la fisiología y farmacología, estudió The Molecular Biology of The Cell, y concluyó “si no entienden cómo funciona el organismo no sabrán interpretar lo que encuentren: ahora tiene más vigencia el conocimiento de la fisiología".Sobreviven al doctor Campos sus hijos Augusto, Ernesto y Fabiola y varios nietos.Augusto coincidía con el gran cordobés Séneca (el joven) en su diálogo La Felicidad (De Vita Beata) en buscar “lo que se hizo bien y no lo que es más común, lo que lleva a la posesión de la satisfacción constante y no lo que acepta el común de las gentes, errados investigadores de la verdad”El doctor Augusto Campos era un investigador completo, llegaba al laboratorio en la mañana y no se retiraba hasta que el experimento no se había terminado, para el no había horario de trabajo ,trabajaba todos los días incluyendo los sábados y los domingos y repetía varias veces el experimento hasta que estaba seguro que el fenómeno científico existía. A el no le importaba el numero de publicaciones sino la calidad científica del reporte. Yo diría que el Dr. Campos dividió el nivel de la investigación científica en nuestra escuela Vargas, antes de Campos y después de Campos, le dio tremendo impulso a la motivación por la investigación. Siempre lo recibía a uno con cariño de maestro, su humildad era extraordinaria y su honestidad científica fue enorme. Cuando los recibimos en enero de 1970 que venia del Perú con su esposa Vilma y sus tres hijos Augusto, Ernesto y Fabiola, vimos a un ser humanoespecial lleno de sabiduría y comenzó inmediatamente a equipar su laboratorio.Sus numerosos alumnos entre ellos Manuel Velasco, Luis Fuenmayor y Eduardo Romero, estaremos en deuda eterna y siempre será el ejemplo del hombre recto.

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Publicado

2012-07-17

Cómo citar

Whittembury, G., Ayala, S., Pérez Tamayo, R., & Moncada, S. (2012). Editorial. AVFT – Archivos Venezolanos De Farmacología Y Terapéutica, 31(1). Recuperado a partir de http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_aavft/article/view/1716