LA VIVIENDA PARA LOS POBRES NO PUEDE RESOLVERSE CON IDEAS POBRES

Resumen

La Asociación ALEMO reunida en la ciudad de Mérida, después de hacer un balance de la política habitacional venezolana, hace pública sus reflexiones con el objeto de promover la discusión, en ocasión de iniciarse el ejercicio de un nuevo gobierno.
La experiencia venezolana en materia de vivienda ha sido una de las más ricas de América Latina. El Estado venezolano, con la creación del Banco Obrero, a partir de 1928 asume la responsabilidad de “facilitar a los obreros pobres la adquisición de casas de habitación baratas e higiénicas”. El esfuerzo ha sido significativo: entre los años de 1928 y 1997, se han producido viviendas y otras soluciones habitacionales, que han permitido el alojamiento de más de un millón de familias venezolanas, es decir, entre el 20 y 25% de la población del país (Cilento, y Fossi, 1998). Muchas de las experiencias en diseño, remodelación y rehabilitación urbana, participación social en el mejoramiento urbano, así como en la industrialización de la producción de la vivienda, son ejemplos significativos para la ingeniería, el urbanismo y la arquitectura venezolana.
Los programas de vivienda se han circunscrito principalmente a los aspectos de construcción de viviendas completas, a la renovación urbana y al financiamiento, siguiendo el modelo de sociedades donde se dispone de recursos económicos y capacidad productiva acordes con los requerimientos de la población. Por el contrario, nuestra situación está determinada por una población que se duplica cada veinte años, haciendo crecer nuestras ciudades aceleradamente, proceso en el cual el tiempo se hace muy limitado y las necesidades son cuantitativamente enormes en relación con los recursos disponibles. Esta incapacidad económica, llevándola a la invasión de las periferias de las ciudades y a la improvisación, con todas las secuelas de la marginalidad urbana, plagada de problemas sociales, deslizamientos, inundaciones, desalojos y un permanente esfuerzo de sustituciones y reconstrucciones, cuyo resultado es un proceso de costo social muy alto.