Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 1 (ene - jun), pp.43-58
ISSN 1315-3617 E-ISSN 2665-010X
“VENEZUELA: POLÍTICA Y PETRÓLEO”, Y LAS IDEAS
ESTATISTAS/ANTILIBERALES DE RÓMULO BETANCOURT.
VENEZUELA: POLITICS AND OIL", AND THE RÓMULO
BETANCOURT'S STATIST/ANTI-LIBERAL IDEAS
LEONARDO FABIO OSORIO
UNIVERSIDAD DEL ZULIA, MARACAIBO. VENEZUELA
http://orcid.org/0000-0001-6512-6382
Fecha de recepción: 31/0/2022 Fecha de aceptación: 19/02/23
https://doi.org/10.54642/RVAC.2023.29.1.2
Licenciado en Educación. Mención: Historia. Summa Cum Laude. Magister Scientiarium en Historia
de Venezuela. Doctor en Ciencias Humanas de la Universidad del Zulia. Responsable del proyecto de
Investigación titulado: Poder, negocios y rivalidades locales en el proceso de consolidación del Estado
en Venezuela (Siglos XIX-XX), que forma parte del programa de investigación: El ciudadano construye
su historia: Reconstrucción del imaginario, uso del espacio, procesos y socioeconómicos y políticos
(Siglos XIX-XXI), Financiado por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad
del Zulia (CONDES). Autor de los artículos “el socialismo del siglo XXI y la crisis de la sociedad
venezolana, y “el socialismo totalitario en Venezuela: pobreza y control social”. Ganador del premio
de Historia Agustín Millares Carlos 2015. leonardofavio87@gmail.com.
Venezuela: política y petróleo y las ideas estatistas/antiliberales de Rómulo Betancourt
44
Resumen
Analizar el pensamiento de los gobernantes de Venezuela es clave para comprender el sentido y
orientación de sus políticas. De esa manera, Rómulo Betancourt es uno de los líderes más
representativos de la democracia en Venezuela, cuyas ideas estuvieron centradas en lograr una
participación s activa del Estado venezolano en la planificación de la economía nacional. Es así
como el objetivo de este trabajo es analizar el pensamiento económico de Betancourt a través del texto
“Venezuela: política y petróleo”, en el que deja claro sus postulados acerca de su visión de la economía
venezolana. Se concluye que Betancourt sostiene tres líneas fundamentales dentro de su pensamiento:
el nacionalismo económico, mayor participación del Estado en el desarrollo nacional, y un marxismo
heterodoxo por el que intenta desmarcarse de los postulados del Partido Comunista y del socialismo
soviético de aquel momento.
Palabras clave: Rómulo Betancourt, nacionalismo económico, estatismo, democracia venezolana.,
política petrolera.
JEL Y3
Abstract
Analyzing the thinking of the rulers of Venezuela is key to understanding the meaning and orientation
of their policies. In this way, Rómulo Betancourt is one of the most representative leaders of democracy
in Venezuela, whose ideas were focused on achieving a more active participation of the Venezuelan
State in the planning of the national economy. This is how the objective of this work is to analyze
Betancourt's economic thought through the text "Venezuela: politics and oil", in which he makes clear
his postulates about his vision of the Venezuelan economy. It is concluded that Betancourt maintains
three fundamental lines within his thought: economic nationalism, greater participation of the State in
national development, and a heterodox Marxism by which he tries to distance himself from the
postulates of the Communist Party and Soviet socialism of that time.
Keywords: Rómulo Betancourt, economic nationalism, statism, Venezuelan democracy, oil policy.
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 1 (ene - jun)
45
INTRODUCCIÓN
Rómulo Betancourt es uno de los personajes más importantes de la historia
contemporánea de Venezuela, considerado por algunos como el padre de la
democracia, por lo que tiene una relevancia política de primer orden. Su accionar
político desde la generación de 1928 lo hace ser un líder en contra de la dictadura
de Juan Vicente Gómez, y luego también participa en el derrocamiento de Pérez
Jiménez.
No únicamente fue un líder político, también deuna obra académica que
debe ser analizada en función de comprender su pensamiento, que influye luego
en las decisiones que toma como presidente de la República. De esa manera, en
este trabajo se va a analizar el libro “Venezuela: política y petróleo”, que
constituye un texto clave para entender sus ideas.
Su pensamiento está muy acorde al contexto de la época, donde se defiende la
tesis del resguardo de las riquezas nacionales en manos del Estado venezolano, y
también se denuncia los abusos del imperialismo de EE. UU. Dentro de un
escenario donde el intervencionismo estatal era la norma, y se buscaba el control
de los commodities, se justifica entonces una mayor participación del gobierno en
materia petrolera.
Claramente, sus propuestas estaban influenciadas por el pensamiento marxista
y socialdemócrata, predominante en Latinoamérica, Europa y en Venezuela,
luego de la dictadura gomecista. Durante la instauración de la democracia, esa
sería una de las tesis predominantes sobre todo en materia económica. Se realiza
un análisis crítico de varias de las premisas formuladas por Betancourt en su texto.
Betancourt, como personaje histórico, ha sido estudiado en diferentes obras de
historiadores como Manuel Caballero (2004), Carrera Damas (2017), Lauriño
(2020), entre otros autores que buscan analizar sus ideas y liderazgo político desde
diferentes perspectivas. Sosa (2000) también se enfoca en explicar el liderazgo de
Betancourt en el proceso de democratización de Venezuela a través de la
conformación de un partido del pueblo.
Desde un análisis crítico, Lahoud (2021), define a Betancourt como un
economista pragmático con una fuerte tendencia a un eclecticismo, pero con
predominio de ideas antiliberales. Por su parte, Gómez (1989), entiende a
Betancourt como un pensador con una fuerte tendencia de izquierda acorde con
el contexto de su época.
Existen diferentes interpretaciones sobre sus ideas y la valoración de las
mismas, por lo cual es un debate vigente, con pocos trabajos que hagan una crítica
de sus planteamientos estatistas, porque en Venezuela se mantiene el predominio
del pensamiento económico socialdemócrata y socialista en sus distintas
vertientes.
Venezuela: política y petróleo y las ideas estatistas/antiliberales de Rómulo Betancourt
46
Con sus matices, Betancourt fue un político sagaz, de eso no hay duda, pero
sus ideas económicas iban acordes con la realidad de su época en donde mostró
poco ingenio y eso lo lleva a aplicar medidas ortodoxas como presidente de la
República, en un país que consideraba necesitaba transitar hacia la modernidad
bajo el liderazgo del Estado.
EL PENSAMIENTO ESTATISTA EN RÓMULO BETANCOURT
Es relevante no idealizar ciertos personajes. Si bien se reconocen los méritos de
Rómulo Betancourt en la instauración de la democracia y defensa de la misma, es
necesario destacar que varias de sus ideas en materia económica siguen una lógica
estatista, que no fue realmente favorable al desarrollo de la economía nacional.
Aunque en aquel momento, defender una idea de nacionalismo económico, era
visto como una tesis positiva para lograr la independencia del país.
Es así como “para Rómulo Betancourt el control nacional de la actividad
petrolera condicionaba, como era evidente, el control sobre la economía nacional,
de la cual dependía a su vez, la independencia política” (Lauriño, 2020: 87). El
problema era asumir la independencia política como sinónimo de control del
Estado de las riquezas nacionales, lo que claramente va en la línea de un
pensamiento estatista.
La política de sustitución de importaciones iba en esa dirección, era tratar de
incentivar la producción nacional y ser lo menos dependiente posible del exterior.
De igual forma en materia petrolera, aumentar los impuestos a las compañías
trasnacionales y asegurar una mayor participación del Estado fueron puntos clave
en la gestión de Betancourt.
Es claro como menciona en su libro Venezuela: política y petróleo, como las
compañías petroleras obtenían los máximos beneficios y el país los mínimos
(Betancourt, 2007). Llega a definir esa situación como un despojo de las riquezas
nacionales, siendo la nación una víctima de ese saqueo. Si se analiza en términos
de pago de impuestos, ciertamente la política fiscal fue bastante laxa, pero igual
implicó un crecimiento importante de los ingresos del Estado.
No solo debe verse en términos de pago de impuestos al gobierno el aporte de
las empresas, ya que dieron una importante cantidad de empleos en aquel
momento, mejor remunerados que los obtenidos por medio de las faenas agrícolas
y ganaderas. Su aporte a la sociedad en general fue altamente significativo, con
un incremento del ingreso per pita elevado para aquel momento en una
economía empobrecida.
Ciertamente, hubo un juego de relaciones e intereses, concesiones dadas con
base en alianzas políticas, y poca trasparencia en la realización de los negocios
durante el gomecismo como señala Puerta (2015), lo que es común dentro de un
sistema político con falta de libertades. Pero el discurso de la victimización usado
por Betancourt con respecto a la explotación petrolera era muy recurrente en
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 1 (ene - jun)
47
América Latina, incluso en el presente, donde se busca justificar una mayor
intervención del Estado de la economía en aras de favorecer el interés nacional.
Betancourt reconoce en el texto que los ingresos fiscales aumentaron
continuamente, pero lo considera una cantidad mínima en comparación con el
que se llevaban las empresas petroleras (Betancourt, 2007). Se debe tener en
cuenta el hecho de que esas compañías eran quienes realizaban las inversiones y
aportaban la tecnología inexistente en el país, por tanto, es lógico que se llevaran
la principal cuota de ganancia.
De igual forma advierte Betancourt la deformación del Estado producto de la
dependencia hacia el petróleo, que era sinónimo de dependencia hacia las grandes
compañías transnacionales. Además, el campo fue descuidado de una manera
significativa desde el gomecismo, quienes se convirtieron en grandes
latifundistas. Gómez realmente hizo varios esfuerzos por impulsar la producción,
el Banco Agrícola y Pecuario fue una muestra de ello, aunque no tuvieron los
resultados esperados.
Betancourt denuncia las condiciones desfavorables de los trabajadores de la
industria petrolera, y al respecto señala:
El desarrollo de esta huelga desbordó el marco clásico de los diferendos
obrero-patronales. Fue piedra de toque para revelar cómo Venezuela había
comprendido, rápidamente, que ese movimiento era la primera escaramuza
de la batalla nacional para independizar al país de tutorías foráneas
(Betancourt, 2007: 85).
El discurso épico, muy común en los políticos venezolanos, está presente para
denunciar los abusos de las compañías
Las huelgas petroleras comenzaron a ser más comunes en la época de López
Contreras, cuando inicia un proceso tímido pero paulatino en función de exigir
mayores libertades políticas. Betancourt desde una perspectiva opositora al
gobierno, denuncia sus arbitrariedades en la toma de decisiones, una
continuación en parte del régimen gomecista tanto en lo político como en lo
económico.
De esa manera, llega a expresar en sus críticas al gobierno lopecista, “…su
vacilante y hasta sumisa posición ante la presión colonizadora que sobre la
economía y el fisco nacionales ejercían los consorcios internacionales del petróleo”
(Betancourt, 2007: 90). El lenguaje político es clave, puesto que se hace mención a
la colonización instaurada por las empresas trasnacionales en el país, las cuales
debían ser revertidas por el gobierno.
La lucha de los venezolanos debía ser conducida en un doble sentido, primero
en lo referente al hecho de alcanzar las libertades democráticas negadas por el
gomecismo hasta aquel momento, y, en segundo lugar, restarle poder a las
empresas petroleras producto de la explotación que llevaban a cabo en territorio
Venezuela: política y petróleo y las ideas estatistas/antiliberales de Rómulo Betancourt
48
venezolano. Aunque no se llega al punto nunca de plantear la necesidad de su
expulsión, bien se argumenta la necesidad de lograr colocarles un límite a sus
ganancias.
Así se justifica el nacionalismo económico, y la necesidad de tener un Estado
que reclamara una participación mayor en las ganancias de la industria petrolera.
Eso implica reformular las leyes y políticas que venían del gomecismo, porque
había la necesidad de impulsar el desarrollo nacional en beneficio de todos los
venezolanos. Eso sin llegar al extremo de la nacionalización, por lo que existe
pragmatismo en las ideas de Betancourt.
De esa manera, menciona que cuando Acción Democrática (AD) llega a la
presidencia, logró elevar la participación del gobierno venezolano en las
utilidades de la industria petrolera hasta niveles considerables, por lo tanto, no
era necesario proceder a una nacionalización formal. Hace una comparación con
la realidad mexicana, que aun nacionalizando no logró tener mayores ingresos
que Venezuela (Betancourt, 2007).
EL ROL DEL ESTADO Y EL PROGRAMA DE GOBIERNO
Las líneas de pensamiento de Betancourt quedan expresadas en su programa
de gobierno, cuando hace mención al rol que debe cumplir el Estado, y el trabajo
realizado durante el trienio adeco. En este punto también muestra sus diferencias
con algunas posturas clásicas del liberalismo que considera como un pensamiento
desfasado dentro de la realidad política y económica de aquel momento
(Betancourt, 2007).
Esto iba acorde con las ideas de la época. Mises (2001), representante de la
Escuela Austriaca de economía, y uno de los críticos más conspicuos del
socialismo por su imposibilidad de realizar el cálculo económico, también explica
como el intervencionismo era la norma desde el siglo XX cuando los postulados
básicos del liberalismo dejaron de aplicarse.
Los mismos autores liberales reconocen que sus postulados no eran los s
aceptados en aquel contexto. Las guerras mundiales fueron procesos donde se
privilegió la seguridad por encima del principio de libertad económica, y condujo
a los gobiernos a emprender políticas dirigidas a una mayor autonomía en el
abastecimiento de bienes y servicios.
En Venezuela las propuestas de la Escuela Austriaca tampoco eran conocidas
en la época cuando Betancourt redacta su texto, y el pensamiento liberal en
general era cuestionado, por lo cual el estatismo era la norma. Eso lleva al punto
concerniente a la planificación de la economía por parte del Estado. Al respecto
Betancourt señala:
Mito y mística de nuestra época es la planificación. El laisser faire hizo su
tiempo. Y es ya verdad sólo discutida por algunos epígonos del liberalismo
económico, la de que el régimen democrático significa no sólo libertades
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 1 (ene - jun)
49
públicas, sino también bienestar económico para todos y seguridad social
para las mayorías trabajadoras. También es ya tesis generalmente admitida
que el mejoramiento material de un país tiene estrecho nexo con la
producción abundante de bienes de uso y de consumo, así como con la eficaz
prestación de servicios; y que tales objetivos son de imposible logro en las
llamadas áreas subdesarrolladas si la vida económica de las colectividades
se deja al exclusivo arbitrio de la iniciativa individual. En ella pusieron su
iluminada fe Adam Smith y los teóricos del liberalismo. Pero esas ilusiones
pertenecen a un pasado que se llevó el viento. Hoy la tesis del
intervencionismo estatal en los procesos económicos, para encauzarlos y
conducirlos hacia metas de mejoramiento colectivo y de superación
nacional, constituye el ABC de toda moderna política de Gobierno
(Betancourt, 2007: 345).
Betancourt plantea unas ideas contrarias al liberalismo, lo que fue muy común
en la mayoría de políticos venezolanos, que, con la aparición del petróleo,
ponderaron el papel protagónico del Estado para lograr el desarrollo de la nación.
Los planes quinquenales y las corporaciones de desarrollo como Corpozulia y
Corpoandes creados durante la democracia, eran un claro ejemplo de la idea de
planificación económica.
La iniciativa individual no es suficiente para lograr el bienestar general de
acuerdo a las tesis intervencionistas, las ideas liberales están consideradas como
inoperantes por Betancourt y la modernidad se expresa por medio de la acción
directa del Estado sobre la economía para lograr el bien común. Claramente hay
una preponderancia de postulados colectivistas en esos planteamientos, que son
muy propios tanto del pensamiento marxista tradicional, así como de los
socialdemócratas.
De esa manera no hay ideas novedosas dentro de sus argumentos, más allá de
plantear la necesidad de crear un proyecto acorde a la realidad histórica
venezolana, lo que también era una tesis nacionalista común para aquel momento.
Realmente una propuesta de libre mercado habría sido más revolucionaria,
porque Gómez no fue realmente un presidente liberal, sino que aplicó un conjunto
de privilegios y también intervenía en la economía según las conveniencias de los
círculos de poder (Osorio, 2018).
Similares comportamientos tuvieron los venezolanos en el siglo XIX, lo que es
común dentro de contextos autoritarios. Betancourt hace hincapié en diferenciarse
de los anteriores gobernantes, e impulsar un proyecto autónomo de país desde la
planificación del Estado, por eso señala:
Los gobernantes venezolanos de 1946 estábamos-y estamos- convencidos de
que nuestro país no puede saltar la etapa de desarrollo capitalista de su
economía. El estadio que atravesamos reclamaba una transformación
nacional-revolucionaria y no una ajustada a modelos socialistas, o
comunistas. El problema planteado no era el de solicitar riqueza sino de
producirla, permanente y nacional, porque la existente en el país
Venezuela: política y petróleo y las ideas estatistas/antiliberales de Rómulo Betancourt
50
actualmente es, en forma substancial, perecedera y manipulada por
consorcios extranjeros (Betancourt, 2007: 348).
Nuevamente sostiene que el proyecto de país no busca instaurar el socialismo,
y por eso a diferencia de la Rusia soviética, no es posible saltarse etapas de
desarrollo. Aunque reconoce la relevancia de mantenerse dentro de la lógica del
capitalismo, reclama cambios que permitan un mejor aprovechamiento de las
riquezas nacionales. Eso implica elevar la producción, pero bajo un esquema
donde el Estado pueda obtener de manera paulatina y consistente mayor cantidad
de ingresos.
Los cambios impulsados durante el llamado trienio adeco fueron en esa
dirección, con un rol efectivamente protagónico por parte del Estado. Aunque se
veían a los consorcios internacionales como saqueadores, se intentaba una
negociación con ellos más favorable para los intereses de la nación. El estatismo
está muy presente en el imaginario de Betancourt, por eso sostiene con referencia
al rol del Estado:
Tenía que actuar, en consecuencia, como Estado estimulador, financiador y
orientador de las actividades económicas que tenderán a hacer más
abundante y variada la producción doméstica; y como Estado-empresario,
para desarrollar algunas actividades directamente vinculadas al interés
público (siderurgia, electrificación, comunicaciones radiotelegráficas y
telefónicas, transporte) (Betancourt, 2007: 350).
Ya aquí maneja la categoría muy en boga en Venezuela y otros países de
Latinoamérica, y es la figura del Estado empresario, eso implica ir más allá de la
mera regulación y cobro de impuestos, sino de ser directamente un agente
productor de bienestar estratégico para el desarrollo del país. Las áreas
consideradas clave son muy numerosas, desde industria pesada hasta servicios
públicos.
En la práctica se desarrollaron diversos proyectos que iban en esa línea, Sidor
fue una empresa directamente gestionada por los gobiernos durante la
democracia, a como diferentes proyectos de electrificación. Otros sectores
económicos considerados menos estratégicos, podían ser manejados por
empresas privadas, pero es claro como el Estado era el órgano rector de primer
orden, por tal razón, se le da un rol estimulador y orientador para conducir la
economía de la nación.
Sin embargo, también es relevante marcar diferencias con los abusos derivados
de la intervención estatal:
El uso y abuso que del dirigismo estatal hizo el nazi-fascismo, recién
derrotado cuando arribamos nosotros al Gobierno en 1945, no era un
antecedente auspicioso por invocar. La planificación autoritaria impuesta
con métodos policiacos por el Estado soviético, tampoco. El New Deal, el
«nuevotrato» rooseveltiano, y las experiencias del Welfare State, del
«Estado-Providencia», que para esa misma época estaban ensayando los
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 1 (ene - jun)
51
laboristas en Inglaterra, <correspondían a sociedades altamente
industrializadas>, muy diferentes de naciones como Venezuela, de retrasado
desarrollo económico y de organización social rudimentaria. Puerto Rico
estaba iniciando el que es hoy admirable esfuerzo de acción administrativa
planificada, pero con sinceridad debe admitirse que poco sabíamos en
Venezuela de los rumbos nuevos que al esforzado país antillano le estaban
imprimiendo Luis Muñoz Marín y sus colaboradores (Betancourt, 2007: 345).
Nuevamente se pretende establecer distancias con otros modelos existentes
para aquel momento, el nazismo y fascismo por razones evidentes no eran un
referente para el mundo libre. El socialismo soviético, pese a los crímenes
cometidos, todavía representaba un ideal a seguir por parte de algunos
mandatarios, con la esperanza de que pudiera funcionar una utopía igualitarista
de tal naturaleza.
No obstante, Betancourt reconocía la existencia de un estado policial que
atentaba contra las libertades del hombre. En el caso del modelo norteamericano,
el argumenta que sus políticas estaban adaptadas a las de un país desarrollado y
no era aplicable para el contexto venezolano (Betancourt, 2007). Prefiere tomar un
ejemplo más cercano como el de Puerto Rico, aunque expresa su desconocimiento
sobre el mismo. Lo relevante es justificar la puesta en marcha de un proyecto de
corte nacionalista adaptado a Venezuela.
Eso no implicaba realmente originalidad en sus propuestas, ya que, sin llegar
al extremo de la planificación centralizada soviética, era claro el predominio de la
intervención del Estado, aunque si intenta mantener una posición de consenso.
Por tal razón, en lo que respecta a las posibilidades de expropiaciones argumenta
lo siguiente:
La expropiación se preveía como un recurso final después de haberse
agotado, sin éxito, el trámite conciliador de la operación de compra. Y otra
demostración se dio de realismo y de sinceridad para conciliar la reforma
agraria con el estímulo al esfuerzo privado (Betancourt, 2007: 403).
Expropiar empresas es una de las medidas más radicales que puede adoptar
un gobernante, pero se plantea como una excepción, como el último recurso, ya
que se trata de buscar acuerdos con el sector privado. Eso puede aplicar a
diferentes tipos de medidas tomadas por las autoridades, en lo referente también
a la planificación. La intención es que el sector privado mantenga un rol
importante en diferentes áreas de la economía, como es el caso de la producción
agrícola y ganadera.
Aunque esa área es considerada estratégica por parte de los gobernantes,
incluso en medio del auge de la exportación petrolera. Las reformas agrarias
fueron muy comunes en el siglo XIX y XX, pero en determinados casos fueron
ejecutadas con la intención de favorecer a los mismos funcionarios de gobierno.
Para este caso no funcionó de esa manera, había un interés real en la repartición
más equitativa de las tierras.
Venezuela: política y petróleo y las ideas estatistas/antiliberales de Rómulo Betancourt
52
Conjuntamente con esas medidas intervencionistas, igualmente el gobierno se
adjudica un papel rector en diferentes políticas sociales. Con respecto a los
problemas habitacionales explica Betancourt lo siguiente:
En un país como Venezuela, donde el problema de la vivienda presenta tan
agudas características, es necesario que la acción del Estado se manifieste en
tres sentidos: construyendo viviendas con recursos fiscales; estimulando a la
población para que transforme y mejore sus propias residencias, y
protegiendo al inquilino contra la especulación de los dueños de inmuebles
destinados a arrendamientos (Betancourt, 2007: 723).
Es claro como esa área también es considerada estratégica, por lo que era
necesario que el gobierno facilitara la adquisición de viviendas por parte de la
población. Las políticas a adoptar eran muy variadas, producto de los mayores
ingresos fiscales. El mismo Gómez había creado el Banco Obrero para comenzar
a dar soluciones, aunque esa iniciativa no cumplió a cabalidad con los objetivos
previstos.
Ahora Betancourt no solo se proponía mejorar el acceso, sino también
remodelar las viviendas existentes y favorecer a los arrendatarios. Ese es un factor
importante, justificado sobre la base del combate contra la especulación. Esa era
una manera común como los políticos con tendencias marxistas califican
comúnmente a empresarios y comerciantes. Lo cierto es que los precios elevados
corresponden a la realidad del mercado.
Desde los inicios de la explotación petrolera hubo incremento en algunos
bienes y servicios, incluido el alquiler de viviendas, producto del aumento de los
ingresos, de la población y de los gerentes que vinieron desde el exterior para
operar dentro de las industrias. Había una mayor demanda que fue cubierta muy
paulatinamente, incluso las mismas empresas trasnacionales construyeron casas
para sus trabajadores.
Es así como la orientación del gobierno es satisfacer las necesidades básicas de
la población, el programa de gobierno de Betancourt que llevó a la práctica
primero, durante el trienio adeco y luego, como presidente después del
derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, estuvo dirigido a reforzar una mayor
intervención del Estado en función de cubrir las necesidades sociales de los
venezolanos.
Si bien en su texto hizo constantes esfuerzos por diferenciarse del Partido
Comunista Venezolano y la línea soviética, igualmente reciben una gran
influencia de ideas estatistas y socialdemócratas propias de su tiempo, aunque
también es verdad que su pensamiento resulta ser bastante heterodoxo y pensado
para la singular realidad del caso venezolano, donde la riqueza petrolera era
fundamental.
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 1 (ene - jun)
53
EL MARXISMO HETERODOXO EN BETANCOURT
Las filiaciones comunistas de Rómulo Betancourt son bien conocidas, porque
funda el Partido Comunista en Costa Rica, aunque luego se separa del mismo.
Pero es claro como el marxismo formaba parte de las juventudes que anhelaban
cambios políticos. Era la idea de lograr alcanzar un mundo con mayor igualdad
en un escenario donde todavía prevalecían gobiernos autoritarios en América
Latina. Sin embargo, Betancourt marca distancias con las versiones más ortodoxas
del marxismo-comunista, y en función de ello argumenta:
Difundíamos por todos los medios posibles nuestra tesis política de que en
un país semicolonial desde el punto de vista de su economía, con su
desarrollo autónomo entrabado por el capital financiero foráneo, sin un
vigoroso desarrollo de industrias nacionales y con un proletariado débil
numérica y organizativamente, la conducción del pueblo a la lucha por la
democracia política y la liberación nacional no podía cumplirla eficazmente
un partido de restrictiva composición obrera y de ortodoxa filiación marxista
(Betancourt, 2007: 91).
Hay varios aspectos que cuestiona Betancourt en el Partido Comunista, uno de
ellos es su dogmatismo, y el hecho de representar los intereses de una sola clase,
y no toman en cuenta la relevancia de otros sectores sociales. De esa manera más
alineado con una visión socialdemócrata, Betancourt tiene un enfoque más amplio
de la democracia y la necesidad de articular diferentes grupos.
Otro de los factores que cuestiona es la inflexibilidad de la ideología del Partido
Comunista, que no permite disenso y discusiones (Betancourt, 2007). Esto es muy
propio de los sistemas de partido único de corte totalitario, como se instaura en la
Unión Soviética y más adelante en la Cuba de los Castro. Eso era no solo un
obstáculo para la pluralidad de ideas, sino que representa en mismo una
amenaza para la libertad.
El otro cuestionamiento que hace Betancourt se refiere al hecho de la fe ciega
por atenerse a los lineamientos de la Unión Soviética, por eso sostiene “su
mimética adaptación a los vaivenes de la política exterior rusa” (Betancourt, 2007:
92). Claramente no era posible seguir las directrices con base en una nación con
una realidad histórica muy diferente a la de Venezuela. Aunque Marx llegase a
plantear la universalidad de sus ideas y la eventualidad de la llegada del
socialismo, en la práctica no ha resultado de esa manera.
Eso lleva a una serie de debates y discusiones en el seno de diferentes partidos
acerca de cómo lograr una sociedad más justa. Aunque Betancourt establece
concordancia con ciertas ideas del Partido Comunista venezolano, también
explica que:
“…rechazábamos la fórmula comunista de la «gimnasia revolucionaria», del
enguerrillamiento permanente en las relaciones obrero-patronales y de la
exacerbación artificial de la lucha de clases, por considerar que esas tácticas
Venezuela: política y petróleo y las ideas estatistas/antiliberales de Rómulo Betancourt
54
aventureras y desorbitadas, sin beneficiar a los trabajadores, restaban
aliados al frente democrático nacional e inferían quebranto a la endeble
industria criolla. Rehuíamos, por último, cuanto significara subordinación
de los específicos intereses venezolanos a los de una potencia extranjera, y
admitiendo la obvia realidad de nuestra vinculación económica y de
coincidencia geopolítica con los Estados Unidos, rechazábamos con energía
la tesis colonialista que confunde cooperación con dependencia (Betancourt,
2007: 92).
Como presidente de la República, iniciado en 1959, Betancourt combate la
guerrilla, por eso fue coherente con su idea de que esa vía armada no era la
manera de lograr la prosperidad. Una lucha de clases llevada al extremo solo
provoca empobrecimiento para la nación. De igual forma plantea la necesidad de
mantener las relaciones con Estados Unidos, bajo formas de cooperación por los
beneficios que eso conlleva.
El comunismo era un obstáculo para la integración de diversos sectores,
estabilidad política, consolidación de la democracia e independencia nacional.
Hay un esfuerzo por marcar distancias con ellos, para lograr obtener mejores
resultados políticos. Por eso plantea:
Fue tarea paciente y larga, cumplida con tenacidad, la de demostrar cómo
un partido político nutrido de esencias nacionales, enraizado
profundamente en la realidad venezolana, podía ser intérprete y canalizador
del anhelo colectivo de un cambio estructural en lo político, lo económico y
lo social del país, sin que fueran comunistas su programa, su estrategia y su
táctica (Betancourt, 2007: 93).
Era posible entonces proponer cambios significativos sin la necesidad de
adherirse al dogmatismo comunista. Hay que tener presente que Betancourt se
definía como un nacionalista, esa era una de las razones para rechazar el
comunismo por sus pretensiones a atenerse a líneas de acción establecidas desde
la Rusia soviética. Las diferentes realidades históricas de cada país ameritan
respuestas diferenciadas.
Ese era un debate común en el seno de los partidos socialistas y comunistas,
hasta qué punto el socialismo podía asumirse como una teoría universalmente
aplicable a diferentes contextos, y de qué manera debía ajustarse a realidades
diferenciadas. Eso además debía tener presente que no todas las sociedades
pasaron por los mismos modos de producción establecidos linealmente por Marx
y Engels (1974), en La ideología alemana, hasta llegar luego a la instauración del
socialismo.
Rusia misma fue ejemplo de un país que no llegó a tener un desarrollo
capitalista antes de ensayar el socialismo. Eso sumado a otro tipo de problemas
propios de cada nación. Betancourt opta por establecer diferencias con el Partido
Comunista Venezolano, pero no se limita solo a hacer críticas sino a realizar
propuestas nacionalistas como muestra a continuación:
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 1 (ene - jun)
55
Pero no nos cruzamos de brazos al rechazar las fórmulas y etiquetas de
importación para afrontar la realidad venezolana y la de América Latina, en
general, con ánimo de contribuir a modificarla y rehacerla. Por lo contrario,
comenzamos a articular un sistema de ideas y de planes, para apartárselos a
Venezuela como caminos para la solución de sus problemas básicos. Nos
definimos y proclamamos defensores del nacionalismo económico, de la
democracia agraria y de la justicia social, debatiendo ardorosamente acerca
de los medios posibles para que el país recobrara y afirmara un régimen de
libertades públicas. Era el paso que lógicamente considerábamos como
previo para hacer llegar al pueblo nuestro mensaje nacional-revolucionario
(Betancourt, 2007: 66).
Hay tres conceptos básicos esbozados que son de vital importancia: el
nacionalismo económico, la democracia agraria y la justicia social. Sin duda
alguna formaba una triada muy en boga para aquel momento, que no estaba
distante de las ideas formuladas por los socialismos reales. Las expropiaciones,
confiscaciones y nacionalizaciones de empresas por lo general se justificaban
sobre la base de tales principios.
Redistribuir la propiedad era un objetivo de las reformas agrarias realizadas
en aquella época, así como aumentar los impuestos para alcanzar los ideales de la
justicia social asociada a una repartición más equitativa de los recursos del Estado,
así como nacionalizar los commodities en aras del interés nacional. Sin embargo,
tales medidas se llevaban a cabo por medio de vías institucionales y no a través
de la imposición de una dictadura.
Los socialdemócratas aceptan la relevancia de la propiedad privada para el
desarrollo, pero la regulan con diferentes tipos de políticas. Mises (1986), plantea
como la planificación centralizada es otra forma de socialismo, porque no existen
libertad económica real y no se puede actuar al margen de lo establecido por la
política de gobierno. Aun así, tiene mayores ventajas que la nacionalización y
expropiación directa.
La socialdemocracia aplica una economía mixta, que intenta convertirse en un
camino intermedio entre socialismo y capitalismo, sin embargo, el predominio de
la intervención estatal era la norma, pero no se pretendía llegar al extremo de los
socialismos reales. El programa y las propuestas de AD, aunque diferentes a las
del partido comunista, eran también bastante estatistas como se muestra a
continuación:
las nuestras interpretaban los anhelos nacionales: participación justa de
Venezuela en su riqueza petrolera; refinación en el país de la mayor cantidad
posible del mineral que en él se producía; no más concesiones sobre reservas
de petróleo; libre sindicación, contrato colectivo y mejoras de vida para los
trabajadores del mineral; precios bajos de los combustibles de consumo
generalizado, inversión reproductiva de los ingresos suplementarios que
obtuviera el Estado de la revisión proyectada (Betancourt, 2007: 51).
Venezuela: política y petróleo y las ideas estatistas/antiliberales de Rómulo Betancourt
56
AD intenta venderse como el verdadero partido del pueblo, por encima del
Partido Comunista, ciertamente fundamentado en un mayor apoyo popular que
crecería con el tiempo. El programa económico propuesto era bastante preciso,
elevar la participación del gobierno en la riqueza petrolera, algo
permanentemente sostenido por Betancourt en su texto.
Sumado a eso hay otros factores como el hecho de no dar más concesiones, para
entonces asegurar que el Estado pueda explotar por mismo ciertos pozos. Esa
política a la larga se volvió un lastre para atraer nuevas inversiones y elevar la
producción, pero para aquel momento se pensaba en términos de impulsar un
nacionalismo económico. La reinversión de los recursos es otro punto relevante.
Esto se haría luego en áreas como salud y educación, así como financiamiento
directo a ciertas actividades productivas visto sobre todo durante la política de
sustitución de importaciones. Aunque Betancourt mantiene ciertas diferencias
con el programa comunista, igualmente asume el rol protagónico del Estado para
alcanzar el desarrollo, aunque dentro del marco de un programa nacionalista que
respete las libertades políticas.
CONCLUSIÓN
Rómulo Betancourt a través de su texto Venezuela: política y petróleo deja muy
claro cuáles son sus ideas económicas. No propone realmente tesis innovadoras,
su pensamiento está muy acorde con los planteamientos que eran hegemónicos
para el momento que redacta su libro. El nacionalismo económico es uno de los
principales ejes presentes dentro de sus postulados.
Por lo tanto, busca tener una mayor participación en los beneficios derivados
de la explotación petrolera, buena parte de la argumentación de su libro va en
función de plantear como las grandes transicionales obtienen las principales
ventajas económicas y dejan un mínimo porcentaje de ganancia a la nación. Sin
llegar al extremo de proponer la nacionalización, si sostiene que es necesario un
incremento de los impuestos.
No únicamente en el ámbito petrolero, en general se propone la intervención
del Estado en áreas consideradas estratégicas para el desarrollo del país. La
reforma agraria era otro punto importante para lograr una mayor autonomía e
independencia nacional. Si bien se reconoce la importancia del sector privado, es
el Estado el principal protagonista para alcanzar las metas de prosperidad
nacional.
Hay un constante intento por desmarcarse del Partido Comunista de
Venezuela, y en general, del modelo socialista soviético, se argumenta la
necesidad de desarrollar un proyecto independiente no sujeto a lineamientos
externos. Pero se reconoce la relevancia de la planificación económica y la
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2023 Vol. XXIX, No. 1 (ene - jun)
57
intervención del Estado, lo que se acepta como las ideas predominantes en
contraposición a los principios de libre mercado.
Se intenta gobernar con base en acuerdos con los sectores privados, y no por
medio de la colectivización forzada de los medios de producción, eso implica que
no se trataba de un estatismo que deseaba acabar con el capital venezolano, se
entendía su relevancia para el desarrollo.
El programa de gobierno de Betancourt se puede considerar moderado en
contraposición al radicalismo formulado por el Partido Comunista. Al final de
cuentas se señala que AD representa los verdaderos intereses del pueblo
venezolano.
Eso implica que el gobierno tiene la función de desarrollar diferentes políticas
sociales, destinadas a la salud, vivienda y educación, como ejes rectores
fundamentales para el desarrollo de la nación. El Estado debe financiar, dirigir y
estimular la economía del país por medio de diferentes tipos de medidas.
Claramente las ideas de Betancourt son de corte estatista, nacionalista y
antiliberales en lo económico, pero con respeto de las libertades políticas y la
necesidad de consolidar la democracia venezolana.
Sus ideas perduran hasta la actualidad, ya que en Venezuela predomina la tesis
de un Estado con un rol protagónico en la repartición de riquezas, que dirija el
desarrollo y garantice derechos sociales. La idea del libre mercado y un Estado
limitado, no predomina dentro de la cultura académica y el pensamiento político
venezolano, que siguen fuertemente influenciados por ideas socialistas y
estatistas de distinto tipo.
REFERENCIAS
Betancourt, R. (2007). Venezuela, política y petróleo. Caracas: Edición conjunta
Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Católica Andrés Bello,
Fundación Rómulo Betancourt.
Caballero, M. (2004). Rómulo Betancourt, político de nación. Caracas: Alfadil.
Carrera, G. (2017). Rómulo histórico. Caracas: Alfa.
Gómez, E. (1989). Algunos trazos del pensamiento económico de Rómulo
Betancourt. En VV.AA. Rómulo Betancourt: historia y contemporaneidad.
Caracas: Fundación Rómulo Betancourt.
Lahoud, D. (2021). Rómulo Betancourt un economista pragmático, o el
eclecticismo antiliberal. Temas de Coyuntura, 76-77, pp. 26-46.
Lauriño, L. (2020). Rómulo Betancourt. El diseño de una república. La Configuración de
las Bases Socioeconómicas y Políticas para el Desarrollo de la Democracia Social en
Venezuela. 1928-1945. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.
Venezuela: política y petróleo y las ideas estatistas/antiliberales de Rómulo Betancourt
58
Marx, C, y Engels, F. (1974). La ideología alemana. España: Grijalbo.
Osorio, L. (2018). Negocios y poder en el Zulia durante el gomecismo. Revista de
Ciencias Sociales, XXIV (2), pp. 94-104.
Puerta, L. (2015). “La inversión extranjera en Venezuela: De las casas comerciales
a las compañías petroleras (18501975)”. Tiempo y Espacio. 25(63), pp. 15-33.
Sosa, A. (2000). Rómulo Betancourt y el partido del pueblo. (1937-1941). Caracas:
Universidad Católica Andrés Bello.
Von Mises, L. (2001). Crítica del intervencionismo. Estudios sobre la política económica
y sobre la ideología económica de nuestro tiempo [El mito de la tercera vía]. España:
Unión Editorial.
Von Mises, L. (1986). Planificación para la libertad: y otros dieciséis ensayos y
conferencias. Argentina: Centro de Estudios sobre la Libertad.