INDICADORES DE RIESGO SÍSMICO EN EDIFICIOS ESCOLARES DE VENEZUELA

Autores/as

  • Oscar A. López Instituto de Materiales y Modelos Estructurales (IMME), Facultad de Ingeniería, Universidad Central (Venezuela)

Palabras clave:

Escuelas, riego sísmico, vulnerabilidad, edificios escolares, indicador de riesgo, índice de riesgo, indicador de daño

Resumen

Una revisión de los efectos de 26 terremotos ocurridos en el planeta desde 1933 pone en
evidencia la elevada vulnerabilidad de las edificaciones escolares que han provocado la pérdida de miles
de vidas. En el caso de Venezuela se identificaron 16 sismos ocurridos en el siglo XX que ocasionaron
algún tipo de daño en escuelas. Varios edificios estructuralmente idénticos y pertenecientes a las escuelas
tipo denominadas Antiguo I que fueron construidos en la década de 1950 en diversos lugares del país,
fueron dañados por los sismos de Carúpano (1.974), del Táchira (1.981), del Pilar (1.986) y de Curarigua
(1.991). En particular dos de estos edificios y otros dos pertenecientes al tipo denominado Cajetón que
fueron construidos en la década de 1.970-1.980, se derrumbaron durante el sismo de Cariaco de 1.997
causando pérdidas de vidas. El mal comportamiento de estos edificios es atribuido a deficiencias
sismorresistentes propias de aquellas edificaciones construidas con las normas de 1.939, 1.947, 1.955 y
1.967, a saber, poca rigidez y resistencia a carga lateral, poca capacidad de disipación de energía y la
presencia de columnas cortas que precipitan modos de falla frágil.
Se propone una metodología para la determinación de indicadores de riesgo y daño en una
población de edificaciones escolares existentes sujeta a movimientos sísmicos. El indicador de riesgo y
de daño se cuantifica en términos del cociente demanda/capacidad de desplazamiento, utilizando como
información básica la edad y la localización del edificio. El procedimiento presupone que el edificio fue
diseñado y construido cumpliendo con la normativa vigente en el momento de su construcción. Al no
requerir de planos ni de inspecciones, esta fase puede ser aplicada a una población completa de edificios
lo que permitiría posteriormente ordenarlos y seleccionar los de mayor riesgo que pasarían a la siguiente
fase de evaluación que sí involucraría una inspección visual. En la metodología propuesta se requiere
únicamente conocer tres parámetros de la estructura a efectos de estimar el índice de riesgo y el estado de
daño producido; estos parámetros son el período efectivo, la fuerza cortante resistente expresada en
forma adimensional como una fracción del peso del edificio y el factor de capacidad dúctil. Se presentan
expresiones que permiten estimar la fuerza cortante resistente para un edificio escolar diseñado según las
diferentes normas que han tenido vigencia en el país desde el año de 1.939. Se propone también un
procedimiento para estimar la aceleración del terreno necesaria para alcanzar cada estado de daño. Un
ejemplo de aplicación de la metodología propuesta en un edificio escolar típico pone de manifiesto el
riesgo elevado de aquellas escuelas construidas según las normas sismorresistentes más antiguas.

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