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http://hdl.handle.net/10872/23121
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Título : | Geopolítica: Su largo transitar hasta su reinstitucionalización como disciplina de la geografía |
Autor : | Aché Aché, Daniel |
Palabras clave : | Geopolítica nueva geopolítica imaginario geopolítico geoeconomía geocultura |
Fecha de publicación : | 10-Oct-2024 |
Resumen : | Antes de la aparición del concepto de geopolítica en 1916 no se practicaba esta disciplina de la geografía política en las academias universitarias ni científicas, ni en las sociedades geográficas del siglo XIX. Sin embargo, desde la prehistoria, a pesar de la ausencia de escritura, como es bien sabido, se ha practicado la geopolítica de una manera instintiva como parte de la dialéctica y lógica socioespaciales.
La geopolítica una vez aparecida teóricamente en 1916 sirve de sustento al Estado nazi–fascista alemán, ello acarrea su defenestración del mundo académico y universitario hasta su reinstitucionalización como nueva geopolítica en la década de 1980.
Al hurgar en los antecedentes teóricos se tropieza con referentes teóricos próximos: Comportamiento organicista del Estado y determinismo geográfico, ambos del siglo XIX. Sin embargo, es necesario escudriñar en referentes teóricos remotos: Determinismo geográfico clásico en griegos de la antigüedad y en los árabes de la alta Edad Media. Con todo, es imprescindible examinar lo más atrás en la historia, por cuanto, la antigüedad atestigua que muchos de sus gobernantes fueron geopolíticos por intuición al emplear la alianza geoestratégica, la guerra y el determinismo geográfico primitivo, referentes muy remotos de la geopolítica. Esto último nos habla del pensamiento y el imaginario paleogeopolíticos, uno de los hallazgos más significativos de esta investigación. |
Descripción : | William Shakespeare en muchas de sus obras literarias habla sobre la política. En su obra Timón de Atenas, capítulo III, acto dos, no es distinto. Haciendo una variación de su pensamiento se construye la siguiente sentencia: La geopolítica está por encima de la conciencia.
El pensamiento y el imaginario paleogeopoliticos y geopolíticos están presente como preludio de las geoestrategias de alianzas, conquistas, guerras, expansión, dominación y sujeción territoriales; se encuentran revelados como antecedentes de conflictos bélicos, guerra y, en fin, de las rivalidades y hostilidades territoriales acaecidas durante todo el transcurso de la historia de la humanidad. Desde las contiendas y reyertas durante el reino del Homo sapiens, las guerras de dominación y conquistas del primer imperio que registra la historia, el acacio en la Mesopotamia, en la Grecia antigua, en el imperio romano; le acompañan igualmente, en las grandes entidades imperiales como India, China, Persia, otomanos, carolingios, sacro-germánico, los califatos árabes; Etiopía y Zimbabwe en África; y, Mayas, Aztecas e incas, en América; entre otros grandes imperios. Igualmente, el pensamiento y el imaginario geopolíticos son el preludio de la guerra de los treinta años por el reacomodo territorial de Europa, la de los siete años por el reparto territorial de colonias en África, América Latina y el Caribe y Asia, las primera y segunda guerras mundiales, las conflagraciones de la península de Corea y Vietnam para asentar el predominio de Estados Unidos de América como potencia mundial, la proyección defensiva geoestratégica conocida como Guerra de las Galaxias, junto al juego geoeconómico resumido en la frase poner de rodillas a la OPEP, terminan con la disolución de la Unión Soviética; la beligerancia armada en los Balcanes por coletazos del fin de la Guerra Fría, la guerra de Georgia y Ucrania provocada por Rusia para mantener su periferia satélite euroasiática, la conflictividad de China contra Japón, Taiwán, Filipinas y Malasia por extender su fachada del territorio marítimo, la avanzada geocultural de Irán con el impulso de la invasión silenciosa del islamismo en Europa, la guerra de Hamas–Yihad Islámica–Huties–Hezbollah como guerra “proxi” o subsidiaria de Irán por destruir a Israel y proyectar su dominio sobre el Medio Oriente; y, la geoeconomía de las franjas y rutas de la seda China para asentarse como potencia geoeconómica mundial; estos, entre muchos otros ejemplos de rivalidades y hostilidades territoriales, tienen como denominador común el hecho de haber sido primero presupuestos en forma de pensamiento e imaginario geopolíticos antes de declararse la lucha por razones territoriales o geoeconómicas o geoculturales, como una especie de preludio.
La geopolítica es una disciplina científica de la geografía, pero no exclusiva de ella, muy especialmente comparte su cultivo a partir del paradigma giro espacial en las ciencias sociales, en la década de 1990. Y ello es así, por cuanto la geopolítica clásica luego de su defenestración por su asociación al nazismo, se reinstitucionaliza en la década de 1980 como nueva geopolítica, incorporando novedosas temáticas y metodologías que se vuelven de interés para las ciencias sociales, en especial para la economía, filosofía, historia, politología y sociología.
La geopolítica se institucionaliza en universidades y academias científicas en 1916 y es defenestrada después de la Segunda Guerra Mundial por ser considerada un instrumento nazista para la dominación territorial. Toma como referentes próximos el comportamiento organicista del Estado y el determinismo geográfico, ambos en el siglo XIX. Sin embargo, es necesario indagar en los referentes remotos como: El determinismo geográfico clásico en griegos de la antigüedad y en los árabes de la alta Edad Media para comprender cabalmente el rol del pensamiento y el imaginario geopolíticos en la historia de las interrelaciones socioespaciales entre los estados. Aún así, es preciso hurgar en lo más profundo de la historia para encontrar los sustentos teóricos que ayudan a explicar el cómo, dónde y porqué de la geopolítica como disciplina científica de la geografía y, además, la geopolítica como lógica y dialéctica socioespaciales de los estados. En ese sentido, la alianza geoestratégica, la guerra y el determinismo geográfico primitivo son los referentes muy remotos de la geopolítica, incluidos como pensamiento e imaginario paleogeopolíticos.
El concepto de geopolítica se arraiga en todas las corrientes epistemológicas de la geografía: Positivismo, posibilismo, anarquismo, geografías posmodernas y giro cultural en geografía, entre otras corrientes epistemológicas; sin embargo, es en estas dos últimas corrientes donde el arraigo se hace más diverso en cuanto a temáticas; en la corriente de geografías posmodernas se desarrollan las geografías del poder donde se trabaja como nueva geopolítica o geopolítica crítica en el mundo anglosajón, con escalas geográficas distintas a la geopolítica clásica, de esta manera se incluye la geopolítica interna, a escalas del Estado–nación y subnacional, junto a la incorporación de nuevas interpretaciones como actores internacionales territoriales y no territoriales. Entre los actores internacionales territoriales destacan las bandas criminales transnacionales, empresas transnacionales y corporaciones tecnológicas globalistas. Entre los actores internacionales no territoriales se tienen a la Organización no gubernamental y la entidad multilateral. Todos estos actores internacionales estructuran juego y proyección geopolíticos particulares. Otras interpretaciones de la nueva geopolítica son la geoeconomía como geopolítica.
Por su parte, en el paradigma giro cultural en geografía se abordan la geocultura como geopolítica y el imaginario geopolítico. En este trabajo, se le da énfasis al pensamiento e imaginario paleogeopolitico, uno de los principales hallazgos de esta obra, donde se acomete el pensamiento y el imaginario paleogeopolíticos entendido como el desplegado por las prácticas de las organizaciones socioespaciales antes de la aparición de la geografía en la Grecia antigua.
Como ha quedado asentado a lo largo de este estudio, las rivalidades y hostilidades territoriales son una constante histórica, desde las primeras andanzas del homo hábilis hasta la pugna por imponer un nuevo orden mundial multipolar, desbancar a Occidente, y forzar el triunfo de la internacional de los autoritarismos y dictaduras liderada por China, Rusia e Irán en este primer cuarto del siglo XXI.
Una canción de Los Olimareños de Uruguay ¡Qué pena! sintetiza muy bien la condición humana en su aprehensión de la geografía desde el Homo sapiens hasta este primer cuarto del siglo XXI, condensado en las rivalidades y hostilidades territoriales y el pensamiento y el imaginario geopolíticos que le preceden, tienen la capacidad de detonar conflictos bélicos y guerras, y definitivamente, ha sido el denominador común en la historia de la humanidad.
¡Qué pena! que este camino fuera de muchísimas leguas, y siempre se repitiera. Los mismos pueblos, las mismas ventas, los mismos rebaños, las mismas leguas.
¡Qué pena! si esta vida tuviera, esta vida nuestra, mil años de existencia, quién la haría hasta el fin llevadera, quién la soportaría toda sin protesta. Tiene diez siglos la historia y no se cierra, al ver las mismas cosas siempre con distintas fechas. Los mismos hombres, los hombres; las mismas guerras, las guerras; los mismos tiranos, los tiranos; las mismas cadenas, las cadenas; los mismos farsantes, los farsantes; y los mismos poetas, los poetas. ¡Qué pena!
¡Qué pena! que sea así todo siempre, siempre, de la misma manera, ¡qué pena! |
URI : | http://hdl.handle.net/10872/23121 |
Aparece en las colecciones: | Trabajos no publicados
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