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Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: http://hdl.handle.net/10872/21574

Título : Cronología Histórica de la Educación Venezolana, edición 2022
Autor : Uzcátegui Pacheco, Ramón Alexander
Palabras clave : educación
escolaridad
Fecha de publicación : 24-Dec-2021
Resumen : Hacer cronologías es una de las actividades de divulgación que se desarrolla desde la Línea de Investigación Memoria Educativa Venezolana. Muy a contracorriente con otros estilos de trabajos que intentan hacer lecturas más holísticas sobre procesos educacionales en un intento de dar interpretaciones simples a procesos globales complejos. Hacer cronologías responde a otra lógica, obliga a conectar con el dato, con los hechos, los acontecimientos, en un momento donde las interpretaciones performativas intentan imponerse sobre la realidad. De allí nuestra intensión e insistencia en el dato, en lo que ocurre, en lo que afecta lo social y educacional más allá de las interpretaciones, todas razonable de discutir, por cierto. Eso no exime que el hacer cronología esté exenta de interpretaciones o de sesgos a la hora de decidir que se incorpora o no en determinada línea de tiempo. Esta limitación a la larga se convierte en una virtud, pues obliga al lector a conectarse con los datos más allá de sus marcos teóricos preinstalados. Por ello, pese a lo inútil que pueda parecer, la cronología es un recurso que nos permite contactar los hechos, ordenarlos en el tiempo, para poder leerlos, ver las constantes, las variantes, las rupturas y continuidades distopicas de los tiempos que corren. Al hacer cronologías nos enfrentamos a otro problema, el problema del tiempo. Las cronologías nos permiten ordenar los datos, hechos, fenómenos, acontecimientos de forma lineal, como si el tiempo fuera lineal, pero sabemos que no es así, el tiempo no es lineal, mucho menos ascendente, circular o espiral, estas son formas como interpretamos nuestro acontecer. El acontecer que en nuestro arbitrio intelectivo le imprimimos al trabajo que presentamos esta más cercano a la idea de colapso y no de revolución. No hay revolución porque la institucionalidad educativa venezolana discurre en un mismo punto de erosión, no avanza, no retrocede, se disuelve. Se disuelve el tiempo en el entrecruzamiento de tiempos colapsados. Es un tiempo de no retorno, pero a la vez un tiempo de no tiempo. La cronología que hacemos en Memoria Educativa Venezolana no viaja sola, el lector interesado tiene un repertorio de documentos disponibles para hacerse de las interpretaciones necesarias que permitan romper el bucle del tiempo pedagógico venezolano actual. La Sala de Lecturas José María Vargas (disponible en: https://app.box.com/s/r9za555o4801k7b1uiudhcqflqvk8no6) es el espacio pensado y diseñado para que vista lo limitado que puede ser este trabajo puntual de la cronología, pueda hacerse una visión más histórica sobre el devenir de la educación venezolana. Educación que no comenzó en 1999, sino que hunde sus raíces en nuestra larga, compleja y complicada historia republicana, incluso, si miramos un poco más, considerando la institucionalidad universitaria expresada hoy en la Universidad Central de Venezuela, que arriba a sus 300 años, tradición intelectual y civilista más antigua que la propia República. Educación que comenzó a gestarse en tiempos coloniales. Qué vemos en la cronología que ordenamos y que hoy presentamos, que hay que sortear demasiadas vicisitudes para hacer educación en Venezuela. Varios informes se han publicado a lo largo del año alertando la situación de la educación venezolana, tanto en educación básica, media como universitaria. El balance es el mismo la perdida de la capacidad del Estado para sostener la institucionalidad educativa, y el escaso margen que tiene la sociedad frente a la crisis general de país de afrontar de forma sustentable la continuidad del proceso de escolarización en Venezuela. Uno de los puntos que destaca es la lesión del magisterio venezolano, quien como nunca en la historia gremial venezolana ha experimentado una destrucción de su salario y sistema de protección sociolaboral. El salario docente hoy no representa la misión que desempeña el magisterio venezolano como constructor, creador y difusor de cultura. Su empobrecimiento, condicionado por diversas variables macro y macroeconómicas, pone en riesgo su vida, la de su grupo familiar, y lo más importante, la de contar con un personal idóneo, académicamente competente y pedagógicamente formado para atender la diversidad y heterogeneidad de los requerimientos educacionales de los escolares de hoy. Su escaza valoración social lo somete a una odiosa degradación pedagógica cuyos costos son asumidos por los alumnos que ven mermados sus posibilidades de tener un referente cultural que le abra las puertas del conocimiento. La destrucción de la carrera docente -tanto laboral, social, económica como políticamente- tendrá un efecto devastador en la cultura pedagógica de los próximos años. La pandemia del COVID19 ha sido otra variable que ha incidido en la marcha en la educación venezolana. Lamentablemente suma al desgaste de la institucionalidad que ya se viene evidenciando tiempo atrás. La narrativa sobre la pandemia oculta un problema de fondo que tiempo atrás se venía experimentando en la educación venezolana en modo de colapso. Donde sí se ve el efecto directo de la pandemia es en la calidad de los aprendizajes de los alumnos, pese a la buena voluntad, las garantías de aprendizaje se ven mermadas ante la carencia de los recursos materiales en términos de infraestructura para migrar a educación a distancia y la capacidad del magisterio, del alumnado y de los padres y representantes de abrazar con rapidez el formato virtual o semipresencial para dar continuidad en el abordaje de los contenidos escolares. De romperse el buble histórico son muchos los desafíos que debe enfrentar la sociedad venezolana para que su educación vuelva a estar a todo con las circunstancias del tiempo global. Estas son las cosas que vemos al hacer la cronología, y muchas de las que se puede acceder en la Sala de Lectura José María Vargas. Es nuestra aspiración comprometedora el constituir una opción de lectura y análisis de carácter académico, que sea factor de peso en el desarrollo de la investigación educativa y la formación de los actores principales que intervienen en la escena de la Educación. De igual modo queremos que tenga utilidad teórico práctica como mecanismo de apoyo para el análisis crítico de las realidades que acompañan al modo como se gobierna la Educación y las perspectivas razonables para su mejoramiento. En tiempos en tiempos en que el azote del COVID-19 y sus mortíferas mutaciones, muy mal atendidas, espolean la severa recesión de origen interno que deprime todos los órdenes de lo social y cultural que condiciona y determina la dinámica educativa que observamos en este trabajo académico. Esta es una opción de estudio y producción de conocimientos que aspiramos a que honestamente ayude al crecimiento académico de la Universidad Venezolana y a mejorar su inserción en el complejo globalizado de la información Educativa y Pedagógica. Una iniciativa que se comprende mejor si se la incluye en la historia institucional de la Universidad Central de Venezuela cuando llega a sus trescientos años de existencia. Aspiramos a que este esfuerzo constituya un servicio público de información sobre la Cultura Pedagógica del país. Servicio prestado por nuestra Línea de Investigación de modo gratuito y permanente en nombre de la Escuela de Educación de la Facultad de Humanidades y Educación de nuestra ilustre institución.
Descripción : Hacer cronologías es una de las actividades de divulgación que se desarrolla desde la Línea de Investigación Memoria Educativa Venezolana. Muy a contracorriente con otros estilos de trabajos que intentan hacer lecturas más holísticas sobre procesos educacionales en un intento de dar interpretaciones simples a procesos globales complejos. Hacer cronologías responde a otra lógica, obliga a conectar con el dato, con los hechos, los acontecimientos, en un momento donde las interpretaciones performativas intentan imponerse sobre la realidad. De allí nuestra intensión e insistencia en el dato, en lo que ocurre, en lo que afecta lo social y educacional más allá de las interpretaciones, todas razonable de discutir, por cierto. Eso no exime que el hacer cronología esté exenta de interpretaciones o de sesgos a la hora de decidir que se incorpora o no en determinada línea de tiempo. Esta limitación a la larga se convierte en una virtud, pues obliga al lector a conectarse con los datos más allá de sus marcos teóricos preinstalados. Por ello, pese a lo inútil que pueda parecer, la cronología es un recurso que nos permite contactar los hechos, ordenarlos en el tiempo, para poder leerlos, ver las constantes, las variantes, las rupturas y continuidades distopicas de los tiempos que corren. Al hacer cronologías nos enfrentamos a otro problema, el problema del tiempo. Las cronologías nos permiten ordenar los datos, hechos, fenómenos, acontecimientos de forma lineal, como si el tiempo fuera lineal, pero sabemos que no es así, el tiempo no es lineal, mucho menos ascendente, circular o espiral, estas son formas como interpretamos nuestro acontecer. El acontecer que en nuestro arbitrio intelectivo le imprimimos al trabajo que presentamos esta más cercano a la idea de colapso y no de revolución. No hay revolución porque la institucionalidad educativa venezolana discurre en un mismo punto de erosión, no avanza, no retrocede, se disuelve. Se disuelve el tiempo en el entrecruzamiento de tiempos colapsados. Es un tiempo de no retorno, pero a la vez un tiempo de no tiempo. La cronología que hacemos en Memoria Educativa Venezolana no viaja sola, el lector interesado tiene un repertorio de documentos disponibles para hacerse de las interpretaciones necesarias que permitan romper el bucle del tiempo pedagógico venezolano actual. La Sala de Lecturas José María Vargas (disponible en: https://app.box.com/s/r9za555o4801k7b1uiudhcqflqvk8no6) es el espacio pensado y diseñado para que vista lo limitado que puede ser este trabajo puntual de la cronología, pueda hacerse una visión más histórica sobre el devenir de la educación venezolana. Educación que no comenzó en 1999, sino que hunde sus raíces en nuestra larga, compleja y complicada historia republicana, incluso, si miramos un poco más, considerando la institucionalidad universitaria expresada hoy en la Universidad Central de Venezuela, que arriba a sus 300 años, tradición intelectual y civilista más antigua que la propia República. Educación que comenzó a gestarse en tiempos coloniales. Qué vemos en la cronología que ordenamos y que hoy presentamos, que hay que sortear demasiadas vicisitudes para hacer educación en Venezuela. Varios informes se han publicado a lo largo del año alertando la situación de la educación venezolana, tanto en educación básica, media como universitaria. El balance es el mismo la perdida de la capacidad del Estado para sostener la institucionalidad educativa, y el escaso margen que tiene la sociedad frente a la crisis general de país de afrontar de forma sustentable la continuidad del proceso de escolarización en Venezuela. Uno de los puntos que destaca es la lesión del magisterio venezolano, quien como nunca en la historia gremial venezolana ha experimentado una destrucción de su salario y sistema de protección sociolaboral. El salario docente hoy no representa la misión que desempeña el magisterio venezolano como constructor, creador y difusor de cultura. Su empobrecimiento, condicionado por diversas variables macro y macroeconómicas, pone en riesgo su vida, la de su grupo familiar, y lo más importante, la de contar con un personal idóneo, académicamente competente y pedagógicamente formado para atender la diversidad y heterogeneidad de los requerimientos educacionales de los escolares de hoy. Su escaza valoración social lo somete a una odiosa degradación pedagógica cuyos costos son asumidos por los alumnos que ven mermados sus posibilidades de tener un referente cultural que le abra las puertas del conocimiento. La destrucción de la carrera docente -tanto laboral, social, económica como políticamente- tendrá un efecto devastador en la cultura pedagógica de los próximos años. La pandemia del COVID19 ha sido otra variable que ha incidido en la marcha en la educación venezolana. Lamentablemente suma al desgaste de la institucionalidad que ya se viene evidenciando tiempo atrás. La narrativa sobre la pandemia oculta un problema de fondo que tiempo atrás se venía experimentando en la educación venezolana en modo de colapso. Donde sí se ve el efecto directo de la pandemia es en la calidad de los aprendizajes de los alumnos, pese a la buena voluntad, las garantías de aprendizaje se ven mermadas ante la carencia de los recursos materiales en términos de infraestructura para migrar a educación a distancia y la capacidad del magisterio, del alumnado y de los padres y representantes de abrazar con rapidez el formato virtual o semipresencial para dar continuidad en el abordaje de los contenidos escolares. De romperse el buble histórico son muchos los desafíos que debe enfrentar la sociedad venezolana para que su educación vuelva a estar a todo con las circunstancias del tiempo global. Estas son las cosas que vemos al hacer la cronología, y muchas de las que se puede acceder en la Sala de Lectura José María Vargas. Es nuestra aspiración comprometedora el constituir una opción de lectura y análisis de carácter académico, que sea factor de peso en el desarrollo de la investigación educativa y la formación de los actores principales que intervienen en la escena de la Educación. De igual modo queremos que tenga utilidad teórico práctica como mecanismo de apoyo para el análisis crítico de las realidades que acompañan al modo como se gobierna la Educación y las perspectivas razonables para su mejoramiento. En tiempos en tiempos en que el azote del COVID-19 y sus mortíferas mutaciones, muy mal atendidas, espolean la severa recesión de origen interno que deprime todos los órdenes de lo social y cultural que condiciona y determina la dinámica educativa que observamos en este trabajo académico. Esta es una opción de estudio y producción de conocimientos que aspiramos a que honestamente ayude al crecimiento académico de la Universidad Venezolana y a mejorar su inserción en el complejo globalizado de la información Educativa y Pedagógica. Una iniciativa que se comprende mejor si se la incluye en la historia institucional de la Universidad Central de Venezuela cuando llega a sus trescientos años de existencia. Aspiramos a que este esfuerzo constituya un servicio público de información sobre la Cultura Pedagógica del país. Servicio prestado por nuestra Línea de Investigación de modo gratuito y permanente en nombre de la Escuela de Educación de la Facultad de Humanidades y Educación de nuestra ilustre institución.
URI : http://hdl.handle.net/10872/21574
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